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La Medicina Tradicional China es un conjunto de prácticas, algunas de las cuales se remontan a miles de años de antigüedad. Se basa en la noción de energía que rige todo el universo (macrocosmos) denominada “Chi” y que se manifiesta en el hombre (microcosmos) según 2 formas opuestas pero complementarias. Estas fuerzas se conocen con el nombre de energías Yang y Yin. La energía Yang se refiere a los principios: masculino, activo, positivo, luz, fuego, calor, dominante, agresividad, estimulación y movimiento. La energía Yin, por el contrario, se relaciona con los principios: femenino, pasivo, negativo, noche, agua, frío, humedad, pasividad, receptividad, ecuanimidad y tranquilidad. Según la Medicina Tradicional China, para que exista salud en el organismo, el flujo de la energía vital debe estar en equilibrio. Por tanto, cuando se produce algún tipo de alteración o desequilibrio de las energías Yang y Yin, es decir, cuando el flujo de energía se acelera, obstruye, lentifica o circula por donde no debe, aparecen las dolencias o enfermedades. Por ejemplo, un exceso de energía Yang, puede producir dolor de cabeza, hipertensión, fiebres e infecciones, en tanto, un exceso de energía Yin puede ocasionar dolores musculares, fatiga, cansancio, escalofríos, palidez o retención de líquidos. Según la Medicina Tradicional China, el flujo de energía vital reconoce canales a través de los cuales circula, llamados meridianos, que están vinculados con todos los órganos del cuerpo. Existen catorce (14) meridianos principales. Dos (2) llamados Du (o vaso gobernante) y Ren (o vaso de concepción) ambos ubicados a lo largo de la línea media del cuerpo, a la altura de la frente y el cuello, respectivamente. Otros diez (10) se reparten a ambos lados de la línea media del cuerpo recibiendo el nombre del órgano al cual representan (intestino delgado, pulmones, corazón, vejiga, vesícula biliar, intestino grueso, riñón, bazo, hígado y estómago). Y los restantes dos (2) corresponden a órganos no reconocidos por la medicina occidental, que son el Triple Calentador, que regula la actividad de las glándulas endocrinas y la temperatura del cuerpo, y el Pericardio, que regula la circulación sanguínea y se relaciona también con la función sexual. A lo largo de estos meridianos se hallan los puntos de acupuntura, que son los lugares de entrada y salida de energía, que conectan la piel con los órganos del cuerpo. La Medicina Tradicional China constituye un conjunto de prácticas en las cuales el centro es la persona. Es un método preventivo más que curativo. Las personas acuden a ella para fortalecer su salud y evitar enfermarse. Como método de diagnóstico la Medicina China recurre a varias técnicas. Además de interesarse por los síntomas de sus pacientes, el profesional médico interroga acerca de hábitos de vida, tipo de alimentación, estado de ánimo, preocupaciones, etc. al tiempo que presta atención sobre su constitución física, timbre de voz, textura y color de la piel, postura corporal, modo de respirar, etc. Además utiliza dos métodos de diagnóstico de importancia como son tomar los pulsos y examinar la lengua. En el primero, toma no menos de 12 pulsos (6 en cada muñeca), correspondiendo cada uno de ellos a diferentes órganos y sistemas del cuerpo. De esa manera detecta dónde se encuentran los desequilibrios de energía para corregirlos. En el examen de la lengua, observa su color, textura, forma, movimiento, humedad, grietas, ulceraciones o cicatrices. Entre las prácticas o disciplinas que forman parte de la Medicina Tradicional China figuran: Acupuntura, Moxibustión, Digitopuntura, Fitoterapia, Auriculopuntura, Reflexología de pies y orejas, Iridología, Alimentación, Masajes (como Shiatzu, Tui-na y su derivado, Gun-fa), Ejercicios (como Tai-chi-chuan, Jing zuo y Chi kung), Reiki y Feng shui.