También conocida como Herbolaria, esta disciplina se basa en el aprovechamiento de la propiedades curativas de las plantas para elaborar medicamentos.

Es bien conocido el hecho que, desde hace miles de años, la humanidad viene utilizándolas para mejorar su salud. Esta antigua práctica dio origen a la Farmacología al punto en que actualmente casi la mitad de los medicamentos provienen del reino vegetal.

La farmacopea moderna ha logrado sintetizar en el laboratorio la mayoría de los principios activos de las plantas. Sin embargo, los productos sintéticos provocan a veces efectos secundarios nocivos que las plantas no poseen. Al respecto, hay que advertir que si se exceden las dosis apropiadas, los medicamentos fitoterapéuticos también pueden provocar intoxicaciones.

Para su elaboración se utilizan todas las partes de las plantas (raíz, semillas, tronco, corteza, tallos, flores y frutos). Existen diferentes formas de preparación como: infusión, decocción, pulverización, maceración, tinturas y extractos. 

Los medicamentos se presentan en forma de: hierbas secas (para infusiones o tisanas), tinturas madre y aceites esenciales (en goteros), pomadas (crema base homeopática y gotas de aceite esencial), Flores de Bach y otras (en goteros), cápsulas, pastillas, supositorios, linimentos, ungüentos y compresas.

Los remedios fitoterapéuticos tiene una gran difusión utilizándoselos principalmente como antisépticos, antiinflamatorios, antiespasmódicos, diuréticos, laxantes, expectorantes, sedantes, colagogos, estimulantes o afrodisíacos.

Dolencias, Trastornos y Enfermedades

La Fitoterapia se emplea en caso de tos, resfrío, catarro, asma, bronquitis, angina, gripe, laringitis, neumonía, aftas, trastornos digestivos, circulatorios o pancreáticos, angina de pecho, herpes labial, trastornos nerviosos, palpitaciones, cólicos, indigestión, diarrea, constipación, gastritis, cálculos biliares, trastornos menstruales, nauseas, vómitos, dolor de cabeza, migraña, otitis, insomnio, depresión, enfermedades de la piel, trastornos mamarios, artritis, ciática, hernia de disco, lumbago, lumbalgia, osteoporosis, esguinces, contracturas, calambres, bursitis, gota, obesidad, pesadez e hinchazón de piernas, reumatismo, úlceras, psoriasis, eccema, várices, celulitis, flebitis, hemorroides, edemas, y quemaduras, entre otras.