Tratamiento creado por el Dr. Samuel Hahnemann en 1810 fundado en los principios de semejanza, microdosificación e individualización. Los remedios se elaboran con sustancias de origen vegetal, mineral o animal. De las aproximadamente 2800 sustancias utilizadas casi la mitad proviene del reino vegetal. Los remedios homeopáticos consisten en preparaciones extremadamente diluidas de sustancias capaces de provocar en una persona sana idénticos síntomas que los que produce la enfermedad (semejanza) pero que se suministran en dosis infinitesimales ya que en concentraciones normales provocarían intoxicación. Para su elaboración, la sustancia empleada primero se deja macerar en alcohol para obtener la tintura madre, la que luego es diluida varias veces en alcohol, conservando cada vez la décima o centésima parte de ella. Cada dilución debe ser agitada vigorosamente para su energetización. Según la Homeopatía, cuanto mayor es la dilución mayor es la potencia del medicamento, aún cuando después de sucesivas diluciones no quede prácticamente nada del extracto original, siendo su eficacia inversamente proporcional a la concentración del principio activo utilizado (microdosificación). La Homeopatía no basa su diagnóstico sólo en los síntomas, sino que su concepción holística del hombre tiene en cuenta todos los aspectos de cada paciente (contextura física, hábitos, estructura mental, problemas emocionales, etc.) prescribiendo el medicamento específico para cada persona luego de una larga y exhaustiva entrevista (individualización). Al reproducir los síntomas de la enfermedad al principio del tratamiento, el paciente suele empeorar, denominándose a este proceso “crisis curativa” siendo una clara señal de pronta mejoría. Hay médicos que prescriben un remedio para cada síntoma. Sin embargo, hay otros, llamados unicistas, que recetan sólo uno. Los remedios homeopáticos no tienen contraindicaciones ni producen efectos secundarios y actúan muy rápidamente.
Dolencias, Trastornos y Enfermedades
La Homeopatía se emplea en caso de alergia, catarro, gripe, tos, angina, laringitis, rinitis, rinofaringitis, sinusitis, amigdalitis, neumonía, asma, bronquitis, otitis, inflamaciones, trastornos mamarios, insomnio, cansancio, estrés, dolor de cabeza, migraña, colitis, vértigo, nauseas, vómito, trastornos digestivos, gases, diarrea, constipación, gastritis, indigestión, úlcera estomacal, aftas, cólicos, colonopatías, hemorroides, fiebres, gingivitis, problemas de conducta, trastornos de la alimentación, bulimia y anorexia, cálculos renales y urinarios, cistitis, palpitaciones, problemas cardiovasculares, hipertensión, angina de pecho, enfermedades de la piel, trastornos nerviosos, herpes labial, psoriasis, eccema, várices, celulitis, problemas hepáticos, alcoholismo, miedo, fobias, angustia, ansiedad, depresión, trastornos menstruales, dolores musculares y articulares, artritis, artrosis, ciática, hernia de disco, lumbago, lumbalgia, reumatismo, esguinces, luxaciones, contracturas, calambres, bursitis, gota, caries dental, y trastornos sexuales, entre otras.