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Método terapéutico que consiste en la utilización de aceites esenciales, que se extraen de plantas, flores, hojas, semillas, maderas, raíces, frutos o resinas. Son esencias aromáticas sumamente concentradas, muy volátiles, prácticamente insolubles en agua, y muy sensibles al calor y a los rayos ultravioletas.
Son difíciles de obtener. Entre los principales métodos pueden mencionarse la destilación al vapor y la maceración. El producto obtenido suele disolverse en alcohol u otro solvente, o mezclarse con aceites, ceras o grasas vegetales, a modo de base. Lo ideal es utilizar crema homeopática.
Para conservar sus propiedades hay que guardarlos en lugares frescos y oscuros. Los aceites esenciales se componen de moléculas muy pequeñas que penetran en el organismo de diferentes maneras: a través de las vías respiratorias, mediante su ingestión, o a través de la piel hacia el torrente sanguíneo en forma de masajes, compresas o añadiendo gotas al agua de baño. Su aplicación mediante masajes ayuda a estimular la circulación, eliminar toxinas y remover las grasas.
Existen centenares de aceites esenciales (entre ellos, por ejemplo: ciprés, jazmín, enebro, menta, lavanda, alcanfor, pachuli, valeriana, manzanilla, limón, geranio, incienso, angélica, pino, romero, etc.) aunque en la práctica solo se suelen utilizar alrededor de 50 para cubrir la mayor parte de los tratamientos.
Dolencias, Trastornos y Enfermedades
La Aromaterapia se emplea en caso de reuma, calambres, insomnio, depresión, estrés, dolor de cabeza, mala memoria, otitis, estados nerviosos, irritabilidad, pánico, enfermedades respiratorias, asma, bronquitis, trastornos digestivos, gastroenteritis, problemas hepáticos, inflamaciones, hemorroides, trastornos mamarios, cistitis, hongos, celulitis, y várices, entre otras.